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El mapa del regadío en España

Nadie en la Unión Europea tiene tanta tierra irrigada como España. El país es el octavo mayor exportador de alimentos del mundo

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España es el país de la Unión Europea que tiene más superficie irrigada: cuenta con un total de 3,9 millones de hectáreas de regadíos, el equivalente al 23% de su superficie cultivada. Gracias a ello destaca como el octavo mayor exportador de alimentos del mundo —el 65% de la producción agraria procede de los regadíos—, aunque esa posición no viene a coste cero: los regadíos acaparan cerca del 80% del consumo de agua en un país cada vez más seco y con un estrés hídrico creciente.

El clima mediterráneo se caracteriza por la ausencia de lluvias, especialmente durante los meses más calurosos, por lo que la actividad agraria en España no se podría concebir sin el regadío. Eso explica por qué el país ha apostado históricamente por los embalses —tiene cerca de 1.300— y los trasvases como estrategia hídrica para almacenar y redirigir sus suministros hacia zonas necesitadas, especialmente hacia las huertas de Murcia, la Comunidad Valenciana y Andalucía.

El 53% de la superficie regada de España funciona con un sistema localizado o por goteo, lo que lo convierte en el país del mundo que cuenta con más superficie con este tipo de riego —a nivel mundial solamente un 6% de la superficie total irrigada tiene sistemas de riego localizado—. El riego por aspersión —15%— y por gravedad —24%—, el método más antiguo del mundo y también el menos eficiente, completan el mapa del regadío en España.

El mapa del agua en España

En cuanto a los cultivos más irrigados, los cítricos, hortalizas, tubérculos o frutales exóticos como el aguacate, la piña o el mango son los más propensos a ser regados artificialmente, aunque por superficie los olivares, viñedos, cereales de grano y frutales no cítricos como el almendro son las plantaciones que más agua acaparan.

La falta de humedad obliga a España a consumir cada año cerca de la mitad del agua de la que dispone, una proporción muy elevada y que genera un margen muy estrecho entre la oferta y la demanda. Por eso la modernización y la eficiencia de los regadíos ha sido una prioridad para los agricultores españoles. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, el cambio climático, el abandono de la tierra, la degradación del suelo y la sobreexplotación de los recursos está poniendo contra las cuerdas el modelo agrario.

España será de hecho el Estado europeo que más sufrirá las sequías extremas. El incremento de la evaporación y la tensión política entre regiones que provocan los trasvases tensionan aún más además la estrategia de almacenamiento actual. Y Madrid no tendrá más remedio que restringir el uso del agua o diseñar un modelo alternativo que no comprometa la sostenibilidad hídrica del país.

En este sentido, las desalinizadoras se han convertido en un elemento primordial en esa nueva estrategia, hasta el punto de que España ya destaca como el quinto país con más instalaciones de este tipo. Aun así, el agua desalinizada es demasiado cara —requiere de grandes cantidades de energía para ser producida— para que su uso se traslade a todo el campo, por lo que el futuro agrícola de España sigue estando en el aire.

El mapa de la energía hidroeléctrica en el mundo

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