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El socio

Es el autor quien crea un personaje, pero muchas veces, éste se crea a sí mismo a través del primero, llegando a adquirir una identidad propia incluso más fuerte que la de quien lo engendró. Esta idea, conocida entre otras, desde la tétrica historia del Frankenstein de Mery Shelley, es la que actualiza Jenaro Prieto en su novela El Socio, publicada el año 1929 y que es aún hoy, uno de los textos paradigmáticos dentro de la literatura nacional.

La historia es protagonizada por Julián Pardo, un hombre con una existencia mediocre que se desempeña como corredor de propiedades y que anhela superar la crisis económica en la que se encuentra e ingresar de lleno al competitivo mundo de los negocios. Pero Pardo es un hombre en constante dualidad entre lo que quiere y lo que debe hacer para conseguirlo; su inseguridad lo vuelve incapaz de tomar verdaderas responsabilidades, de modo que decide apelar al recurso que tantas veces vio en otros; responsabilizar al socio. El detalle es que al no tenerlo, surge la invención y nace Mr. Walter Davis, al que Pardo nos "presenta" como un experimentado hombre de empresa, seguro de sí mismo, sabio, con altura de miras y que con el correr de los acontecimientos, se reafirma en su sitial de hombre digno de imitar, de ejemplo a seguir.

Lo cierto es que esta creación, este "socio" inglés construido por Pardo, no es sino la imagen que éste quisiera que el espejo le devolviera, la proyección de todo lo que desea para sí. ¿Por qué, entonces, adjudicarle todas estas cualidades a un ser cuya existencia nació de él mismo? Porque, consciente o inconscientemente, Pardo está acostumbrado a la idea de que el otro es mejor, tanto así, que permite que su propia invención llegue a serlo: se convierte en subsidiario de su propia creación, en la sombra de un ente ficticio, que acaba por atraparlo y consumirlo. Mr. Davis crece a tal punto que traspasa todas las esferas de la vida de su creador; se ha vuelto un ser paradójicamente omnipresente desde la ausencia, que acerca a Pardo hasta su fin, que lo ahoga, que acaba destruyéndolo amparándose en la dolorosa ironía de la inexistencia. La idea del "doble" se hace aún más patente: víctima y victimario son uno sólo.

El Socio es, sin duda, uno de los textos más valiosos que desde la narrativa nacional han salido al mundo, puesto que su fama ha traspasado las fronteras siendo traducida a varias lenguas y llegando incluso al cine. Y es que si bien Prieto sitúa la historia en un contexto reconocible, éste no la limita; el autor construye una historia ágil, que atrapa desde el primer momento y en la que podemos reconocer y reconocernos. Tal vez esa sea uno de los factores decisivos del éxito que esta obra tiene aún hoy, a más de 70 años de su publicación: Por medio de la historia de Pardo, lo que el autor nos muestra es la serie de conflictos que surgen de la vulnerabilidad y permebealidad del hombre y ésta obra puede ser, desde esta perspectiva, vista tanto como un monumento literario, como un documento humano.