Me fascinan los brotes que me dan el día 7 de enero.

Nunca sé qué esperar de mí en términos de poner orden. Este es el día por excelencia en el que levanto media casa, saco los armarios, borro contactos del móvil, dono cosmética o redistribuyo los espacios de la aplicación del banco.

Amo la sensación de que acaban las fiestas y podemos volver a la normalidad. Me pasa también el 1 de septiembre.

Este año me ha dado por vaciar la nevera entera, he metido los cajones en la ducha y la he limpiado a fondo. Ahora me voy al bosque, luego a la oficina a seguir construyendo horario para este 2024 de compromiso con la comunidad privada en el que me he metido por valores y decisión propia.

A veces lo pienso y me da vértigo.

También me da vida.

Si alguien quiere compartir cómo se organiza la agenda, rutinas, horarios, trucos para encadenar hábitos y NO ser más productivas, sino ordenadas, soy toda oídos. Y seguro que al resto de salvajes también le ayuda.

Feliz vuelta a la normalidad. Qué gusto.