Subida al castillo de Monteagudo de las Salinas para descubrir el esplendor de su paisaje

Cuenca

Esta semana en el espacio Nos vamos de excursión que coordina Fernando Carreras, de EcoExperience, y que emitimos los viernes en Hoy por Hoy Cuenca, realizamos una de esas rutas que mezclan la naturaleza con la cultura y la historia: visitamos el castillo de Monteagudo de las Salinas y conocemos las preciosas vistas de la Serranía Baja de Cuenca que tenemos desde el mismo.

FERNANDO CARRERAS. Para llegar, y si salimos desde Cuenca, tomaremos la carretera CM 220 con dirección Motilla. Unos kilómetros antes de llegar a Almodóvar del Pinar, veremos un desvío a mano izquierda que va hacia Monteagudo de las Salinas y Arguisuelas, de hecho podemos volver luego por este pueblo para hacer ruta circular.

Una vez llegamos al pueblo, veremos en la parte alta del casco urbano los restos del castillo y nos será fácil encontrar el camino de subida, así que dejamos el coche y ascendemos hasta los depósitos de agua, que es donde se encuentra también la senda que nos acerca al castillo.

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La senda de tierra se encuentra reformada con barandillas de madera a los lados, bancos y algún cartel. Llamará nuestra atención la amplitud de paisaje que se ve desde este promontorio con amplias zonas de campos de cultivo y monte bajo de pinar. Si seguimos la senda, veremos el arco de entrada al castillo por el que accedemos al interior del recinto donde veremos algunas de sus murallas que también se encuentran totalmente reformadas así como las torres y el aljibe.

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El origen del castillo puede datarse del siglo XII ya que aparece mencionado en un documento de 1187 mediante el cual fue donado por Alfonso VIII al obispo de Cuenca junto con el de Paracuellos de la Vega. Los restos actuales datan del siglo XIV y XV, a medio camino entre fortaleza medieval y renacentista.

El castillo tenía una planta irregular que se adaptaba al terreno en el que se asentó. Presentaba varios torreones en su perímetro y una única puerta de entrada. El interior está ahora diáfano, con sólo los restos de un aljibe en el centro del patio, el cual está protegido por una amplia reja para evitar caídas. También desde el castillo tenemos una bonita vista de todo el pueblo en la ladera del cerro donde se erige este.

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Las salinas que le dan nombre

No nos podemos ir de Monteagudo, sin ver las salinas. Están a dos kilómetros del pueblo. De sus construcciones, conducciones y casi cien albercas, quedan hoy solo el pequeño edificio de planta cuadrada que albergaba la boca del manantial y el almacén, un caserón de los siglos XVII y XVIII, de planta rectangular que conserva todavía la cubierta de madera original. Aún se puede seguir el trazado de sus balsones y quedan algunas de sus conducciones, en las que no se usaba el hierro para evitar la herrumbre.

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