Ayer empecé esta novela que apunta a muy potente (ya desde el título).
Se trata del debut del húngaro László Krasznahorkai.
“Sátántangó” (1984) nos lleva a un agujero de Hungría que antaño fuera una explotación agrícola colectivizada, para degenerar en una conspiración poco clara según las primeras 70 páginas.
Dio para una película de más de 7 horas dirigida por Béla Tarr en 1994.
La verdad es que el primer párrafo, leído hoy, no trae buenas asociaciones precisamente.
“Una mañana de finales de octubre, poco antes de que las primeras gotas de un otoño largo e implacable cayeran sobre la tierra reseca y agrietada en la zona occidental de la explotación (para que luego un mar de barro hediondo volviera impracticables los caminos e inalcanzable la ciudad hasta la aparición de las primeras heladas), Futaki se despertó al oír unas campanadas”.