¿Hacia dónde vamos? Si por un casual nos da por pensar qué nos traerá el porvenir, por imaginar a qué se parecerá el futuro, y qué noticias escucharemos al levantarnos por la mañana, inmediatamente resulta que nuestro entendimiento se oscurece y que nuestra alma se nubla como al contacto de tinieblas hostiles. Las noticias no son más que propaganda. Parece que este presente, “es lo que hay”, este montaje de todo lo que existe, lo que nos ha traído la ciencia, la tecnología y la política, este mundo evidente en el que no cesamos de asombrarnos, la cruda realidad, no desembocará pronto más que en la nada. La nada avanza por doquier, cuanto más corremos tras la zanahoria technológica, más se aleja. Cuando cesamos en nuestra carrera persecutoria parece que se acerca y que la tenemos al alcance de la mano, entonces aceleramos de nuevo y otra vez se vuelve a alejar. La ilusión tecnológica, cibernética, multiversa se nos ha infiltrado en el cerebro, nos tiene obnubilados. Como poseídos, deambulamos por las calles, en el metro, en los aviones, con el cuello torcido siempre hacia abajo mirando nuestra pantallita hipnotizante, chupando datos, absorviendo … ¿Absorbiendo qué?
Cada cual que se examine en conciencia, constatará de hecho qué cuidado pone en desviar su imaginación de un porvenir tan confuso, tan desagradable. Las pulsiones luminosas electromagnéticas de nuestro artefacto proyectan sombras luminiscentes fantasmagóricas, nos envuelven en una nube esponjosa, neutralizante de todo sentir, y olisqueamos la combustión de un mundo, ajeno, licuado, que se desmenuza en su putrefacción. Esto era el progreso, aquello de lo que nos hablaban, y nos prometían feliz, años atrás.
Las noticias de hoy oídas hace veinte o treinta años, nos parecerían una pesadilla abrumadora, o una broma de mal gusto. Las noticias de mañana o del mes que viene no nos parecerán menos desasosegantes o deprimentes. Sin embargo, las leeremos igualmente, cabizbajos en nuestra imbécil pantallita atroz desasosegante (IPAD), mientras seguiremos deambulando… ¿hacia dónde?