Francis Fukuyama, en un artículo para el New York Times sobre Friedrich Hayek argumenta que la firme desconfianza de Hayek hacia el gobierno le hacía dejar de ser un hayekiano. Para Fukuyama:
Al final, hay una profunda contradicción en el pensamiento de Hayek. Su gran intuición es que los seres humanos se las arreglan para progresar planificando, experimentando, probando, fracasando y volviendo a probar. Nunca tienen tan claro el futuro como creen. Pero Hayek, de alguna manera, sabe con gran certeza que cuando los gobiernos, a diferencia de los individuos, emprenden un proceso similar de innovación y descubrimiento, fracasan. Insiste en que la línea divisoria entre Estado y sociedad debe trazarse según un estricto principio abstracto y no mediante la adaptación empírica. Al hacerlo, demuestra ser mucho más un cartesiano arrogante que un verdadero hayekiano.
Es decir, Fukuyama piensa que hay una contradicción entre que, por un lado, Hayek defienda que no podemos predecir el futuro y, por otro, predecir que cualquier intento de planificación central fracasará.
Pues bien, se equivoca. El escepticismo de Hayek sobre el gobierno no se basaba en una certeza infundada sino en la conciencia de la ignorancia de los gobiernos. Como:
La planificación individual, es decir, la realizada por los individuos persiguiendo sus propios fines con su información particular en mercados competitivos está sujeta a un constante cambio al interactuar con el resto de información que poseen los otros individuos que también están en los mercados buscando sus propios fines con su información particular; y
Porque ningún plan individual buscado en los mercados competitivos requiere que su creador conozca todos los detalles minuciosos que un planificador central debe conocer para tener éxito
No hace a Hayek no-hayekiano por predecir que los planes centrales fracasarán al ignorar la imposibilidad de recopilar y procesar todo el conocimiento que debe ser recopilado y procesado centralmente para que los planes centrales funcionen.
Para Hayek, para que la planificación económica pueda darse se necesitan tres instituciones de mercado: los derechos de propiedad, los preciso y el sistema de pérdidas y ganancias. Con estos, el individuo podrá planificar, aunque parcialmente y siempre sin poder predecir el futuro pues, este depende de agentes autorreflexivos, pero los gobiernos, por no operar bajo estas instituciones, no—y de eso se puede tener certeza.
Este error sobre el pensamiento hayekiano no es el único que uno puede encontrarse en el artículo. Según Fukuyama, Hayek defendía que:
El menor movimiento hacia la expansión del gobierno conduciría a una cascada de malas consecuencias que desembocarían en un socialismo autoritario en toda regla.
Cualquiera que esté familiarizado con el pensamiento de Hayek sabrá que esto no es verdad. De hecho, es sorprendente que Fukuyama crea que Hayek pensaba así cuando unos párrafos antes Fukuyama dice que:
Sin embargo, puede sorprender a algunos de los nuevos seguidores de Hayek saber que “La Constitución de la Libertad” sostiene que el gobierno puede tener que proporcionar seguro médico e incluso hacerlo obligatorio.
Además, dice que Ludwig von Mises y él debatieron sobre si el socialismo o el capitalismo ofrecían el sistema económico más eficiente contra Joseph Schumpeter. Hubiese tenido más sentido citar a Oskar Lange o Abba Lerner.
Y, como guinda del pastel, se equivoca hasta con el nombre del título del famoso artículo de Hayek, pues es “The Use of Knowledge in Society” y no “The Uses of Knowledge in Society”.